METANFETAMINA DE CRISTAL
“Mi vida se salió de control después de una simple ‘salida nocturna de chicas’ para aliviar el aburrimiento. Después de que la probé por primera vez a los cuarenta años, en un plazo de tres años estaba enganchada a la metanfetamina. Dejé a mi marido y tres hijos (de diez, doce y quince años) y terminé viviendo en la calle”. — Marie
“El dinero de la asistencia social no era suficiente para pagar nuestra adicción a la metanfetamina y mantener a nuestro hijo, así que convertimos nuestra casa alquilada en un laboratorio de metanfetamina. Almacenábamos productos químicos tóxicos en la nevera sin saber que las toxinas impregnarían los alimentos en la nevera.
Cuando le di a mi hijo de tres años algo de queso para comer, no sabía que le estaba dando comida envenenada. Estaba demasiado drogada con la metanfetamina para darme cuenta, hasta horas después, que mi hijo estaba mortalmente enfermo. Pero en ese momento estaba tan drogada que tardé dos horas en llevarlo al hospital, a ocho kilómetros de allí. Para cuando llegué a la sala de urgencias me dijeron que mi hijo había muerto de una dosis letal de hidróxido de amoníaco, uno de los productos químicos usados para hacer metanfetamina”. — Melanie
“La metanfetamina de cristal era mi droga favorita, pero había otras: baratas, fáciles de conseguir, fácil de engancharse a ellas, y por supuesto, fáciles de usar. Probé la droga una vez y ¡PUM! me enganché. Una de las cosas principales a las que esto afectó fue mi carrera musical. Tenía una banda fenomenal y tocaba una música fenomenal y tenía buenos miembros que no sólo eran miembros de la banda sino además mis mejores amigos. Todo esto cambió cuando comencé a consumir metanfetamina”. — Brad