El éxtasis es ilegal. LA FDA (Administración de Alimentos y Drogas) de Estados Unidos, la clasifica como una droga de primer nivel, una clasificación reservada para las substancias peligrosas que no tienen un uso médico reconocido. Otras drogas con esa clasificación son: la heroína y el LSD. Las sanciones por posesión, entrega y manufactura del éxtasis pueden incluir sentencias que van desde cuatro años de cárcel hasta cadena perpetua, y multas que van desde 250.000 dólares hasta los 4 millones de dólares dependiendo de la cantidad de droga que tengas en tu poder.
Trágicamente, el éxtasis es una de las drogas más populares entre la juventud de hoy. La oficina de las Naciones Unidas que investiga lo relacionado a las Drogas y el Crimen estimó que más de 9 millones de personas por todo el mundo han consumido esta droga. La gran mayoría de los consumidores son adolescentes y jóvenes adultos.
Mezclado con el alcohol, el éxtasis es extremadamente peligroso y puede, de hecho, ser mortal. Se ha extendido tanto el daño de esta “droga de moda” que los incidentes en las salas de urgencia se han disparado más de un 1.200% desde que el éxtasis se volvió la “droga de la disco” elegida para todos los centros nocturnos y fiestas rave*. * Rave: un estilo de música electrónica de alta velocidad que suena en fiestas con una gran aglomeración de gente. Proviene del antiguo alemán reven que significa “estar sin sentido”.¿Quieres irte realmente de fiesta?
Nikki era como muchos de los que van a fiestas rave. Deseaba escapar de sus problemas y pasar un buen rato, ella planeó estar de fiesta toda la noche con algunos amigos. Uno de ellos tenía una botella de éxtasis líquido en su coche, de modo que todos ellos decidieron tomar un poco. Pronto la droga comenzó a tomar el control. Nikki bailó y bailó y bailó, dejándose llevar más allá de sus límites habituales. Como dijo más tarde en un informe policial uno de sus amigos: “Nikki no sentía nada”.
A la mañana siguiente, Nikki estaba muerta. La causa: envenenamiento por droga (éxtasis).
Podrías pensar: “pero eso no me va a pasar a mí”. Tal vez no, pero, ¿realmente quieres arriesgarte?
“En una fiesta rave, vi a un chico que había estado consumiendo éxtasis y repetía durante horas: ‘soy una naranja, no me peles, soy una naranja no me peles’. Y otro chico pensaba que era una mosca y no dejaba de golpear su cabeza contra la ventana”. — Liz