El uso de inhalantes puede causar daño al corazón, los riñones, el cerebro, el hígado, la médula ósea y otros órganos.
- Los inhalantes privan al cuerpo de oxígeno y fuerzan al corazón a latir de manera irregular y más rápida.
- Los consumidores pueden experimentar náuseas y sangrar por la nariz y perder su sentido del oído o del olfato. El consumo crónico puede llevar a la pérdida de músculo y a un tono muscular reducido, y los productos químicos venenosos dañan gradualmente los pulmones y el sistema inmune.
- Un consumidor de inhalantes se arriesga a sufrir el síndrome de muerte súbita por inhalar. La muerte puede suceder la primera o la centésima vez que se usa un inhalante.
“Fue un progreso continuo de inhalar pegamento, inhalar gas, hongos mágicos, que continuó hasta que yo tenía 17. Luego comencé con el cannabis. Estaba gastando mi dinero en tanto cannabis como pudiese poner en mis manos. Entonces ya tenía edad suficiente para ir a las discotecas, así que empecé ahí con anfetaminas y éxtasis…
Empecé a pasar el rato con gente que tomaba heroína y pronto yo la estaba usando más y más hasta que fui adicto. No sabía en ese momento el daño que me causaría más tarde... que estaría cumpliendo una sentencia de prisión tras otra, robando en las casas de la gente, robándole a mi familia. Todo el dolor y la angustia que he causado fue peor que robarles las cosas materiales”. — Dennis