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BEBER Y CONDUCIR
- En los Estados Unidos en 2007, la cifra de muertos por accidentes causados por adolescentes que conducen
ebrios fue de 1.393, casi cuatro muertes cada día del año.
- En Estados Unidos los accidentes de coche encabezan la lista de causas de muerte entre adolescentes y son responsables de más de una de cada tres muertes de adolescentes estadounidenses. De acuerdo con la National Highway Traffic Safety Administration (Agencia Nacional para la Seguridad del Tráfico en las Carreteras), el 31% de los conductores adolescentes que perdieron la vida en las carreteras durante el 2006, habían estado bebiendo.
Para la mayoría de la gente, estas son sólo estadísticas, quizás son impactantes, pero son sólo estadísticas. No obstante, para las familias y los amigos de quienes murieron como resultado de que un adolescente condujera ebrio, cada cifra representa una pérdida trágica.
El alcohol distorsiona las percepciones y el discernimiento de las personas. La gente que se encuentra bajo los efectos del alcohol no tiene problemas para admitir que su tiempo de reacción es menor que cuando no ha bebido. Además, corren muchos riesgos que nunca tendrían si estuvieran sobrios. A menudo, esos riesgos son fatales.
El alcohol se absorbe en la sangre a través de pequeños vasos sanguíneos que se encuentran en las paredes del estómago y el intestino delgado. Minutos después de ingerir el alcohol, este viaja del estómago al cerebro, donde rápidamente produce su efecto, retrasando la acción de las células nerviosas.
Aproximadamente el 20% del alcohol se absorbe a través del estómago. La mayor parte del 80% restante se absorbe a través del intestino delgado.
Además, la sangre lleva el alcohol al hígado, el cual lo elimina de la sangre mediante la “metabolización”, un proceso mediante el cual se convierte en una sustancia no tóxica. El hígado sólo puede metabolizar cierta cantidad de alcohol a la vez, dejando el exceso en circulación en todo el cuerpo. Es por esto que la intensidad del efecto del alcohol en el cuerpo es directamente proporcional a la cantidad de alcohol que se consume.
Cuando la cantidad de alcohol en la sangre excede cierto nivel, el sistema respiratorio se vuelve muy lento (el ritmo de la respiración disminuye marcadamente), y puede causar un estado de coma o la muerte, debido a que el oxígeno ya no llega al cerebro.